Bar de Kirigakure~

~Un sencillo pero bien equipado bar, buena atencion y lugares exclusivos que se encuentran dentro de el~

Como primer lugar de mi paseo, veo entre la neblina un par de luces que alumbraban prolijamente un especie de recinto, avancé unos cuantos pasos y pude notar que se trataba de un bar. Suspiré y entré, caminé hacia el mesón principal, la barra, y me senté dejando el bolso sobre el material de la mesa. Miro de reojo al bar tender.

-Sake por favor...

Me limito a observar sólo los tragos y el licor que había en la repisa sin percatarme de la presencia de nadie en el lugar.

El bartender no se demora mucho en llegar, es más, a tan sólo minutos trajo la orden. Dejó una botella de sake y un vaso al costado, le hice ojitos(?) y agradecí con una sonrisa a penas de medio lado, tomando la botella y bebiendo directamente de ésta. Luego del primer sorbo suspiro y afirmo un brazo en la barra para luego recargar mi cara en la mano, sosteniendo mi rostro con cuidado para luego dar un sorbo más.

Me disponía a beber por tercera vez un nuevo sorbo de la botella cuando logré escuchar una voz a mis espaldas, o mejor dicho, a uno de los costados; me sorprendí, ni siquiera había logrado verlo cuando entré.

-Ah, lo siento, Rokud... Mizukage...

Me volteé ligeramente al lado en que se encontraba él y sujeté nuevamente la botella para saborear otra vez aquel delicioso sake, además de mirar de reojo al bartender(?)

Me levanto y busco un asiento que haga quedarme a una distancia más corta de él, no iba a conversar con una voz más elevada ni mucho menos a gritos. Tomo la silla y de un impulso me siento en esta, dejando la botella sobre la mesa mientras me acomodaba.

-Debo decirte Mizukage, respeto demasiado la jerarquía como para tomarme otro tipo de atribuciones...

Sujeto la botella otra vez, la cual se encontraba sobre el mesón y bebo de ésta.

-N-no, idiota... no ando en busca de ningún hombre, pero debo aceptar que el bartender tiene lo suyo~

Río con levedad para llamarlo y pedirle una segunda botella levantando mi mano derecha y haciéndole una mueca para que viniese, una vez que la primera ya se me había acabado.

-No ha pasado nada interesante, está... algo vacía, nada más.

El hombre llegó y pedí la segunda copa, además de un plato de dangos; si, al parecer ya me volvía adicta a esos dulces. Él fue al instante en búsqueda del pedido.

No gracias, no quisiera hablar de hombres, ehh...

El bartender regresó con el medido, viniendo desde un principio con una bandeja de la cual sacó una botella de saque y un plato de unos siete u ocho dangos todos puestos unos sobre otros haciendo una especie de montaña. Saco un dango y le doy un mordisco a la primera esfera del palillo.

Sólo hay que trabajar duro para eso, moldear a los estudiantes... en cuanto a temida, no me interesa causar miedo a los demás, ¿Para qué quiero eso? Sabes que detesto las guerras...

Suspiro y volteo nuevamente en busca de la botella de sake, desapándola con una sola mano para luego sujetar el frío material de loza con una mano mientras que la otra aun traía el dango.

-Ser temida... es indirectamente una forma para llamar la atención de los demás, en "busca" de esa batalla.

Dejo ligeramente mis labios sobre la botella para dar un pequeño sorbo al sake y luego comer una segunda esfera dulce y colorida del palillo.