Aprendiendo Técnicas
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Aprendiendo Técnicas
Un joven de piel oscura y cabello blanquecino caminaba por los pasillos de la academia ninja, vistiendo con una gran y oscura gabardina morada, cuyo zona del cuello, se mostraba repleto de cientos de plumas de cuervo, una vestimenta extravagante para un simple estudiante, ya que aquel joven no era más que Tenzen Shirogane, un joven no nacido en Kirigakure no Sato. Este joven prontamente ingresaría al salón de clases, caminando hacia un pupitre sin generar mucho ruido para no interrumpir al Chunnin que se encontraba dando clases.
La frialdad en el rostro de Tenzen era tal que casi nadie en el aula lo miraba fijamente, por miedo o simplemente por causarle indiferencia lo que aquella forma de ser podía generar en un individuo, pero el hecho es que ciertamente a casi nadie le importaba, aunque él seguía siendo así. Sus rasgadas pupilas se fijaban directamente en el pizarrón, y las mismas se movían a tal velocidad que se notaba que el joven prodigio estudiaba lo que en aquel trozo de madera pintarrajeada era realmente importante. Los minutos fueron pasando y el salón se veía bastante silencioso, Tenzen jugaba con sus dedos, practicando los sellos de la técnica que estaba estudiando, el “Henge no Jutsu”, la técnica de transformación.
Poco a poco y al llegar un límite de tiempo, cada estudiante comenzó a pasar al frente y poner en práctica lo aprendido con solo teoría, cada joven tenía tres intentos para hacer lo mejor posible y la mayoría falló en los dos primeros. Finalmente llegó el turno de Tenzen, quien pasó al frente con un rostro ahora mal humorado, no le gustaba enseñar lo que aprendía a sus compañeros, pues ellos podrían utilizar sus debilidades en su contra en un futuro, pero ya daba igual, era una técnica tonta que debía aprender.
Su primer intento de realizar la técnica fue fallido, los sellos los hizo perfectamente, pero la liberación y el moldear del chakra fue un acto bastante penoso, por lo cual y sin dudas, su cuerpo se transformó en una cosa monstruosa, a la cual nadie desearía haber visto en su vida, por lo cual deshizo la técnica. Su segundo intento sería ya más correcto, aunque imperfecciones pues la técnica no estaba aún pulida, a esto nadie había llegado en el aula, al menos no en el segundo intento, pues todos llegaron a dicha instancia en el tercer intento. Tenzen logró ejecutar unos buenos sellos y moldear su chakra lo mejor posible, convirtiéndose en el Chunnin que les enseñaba la técnica o jutsu, aunque con una nariz regordeta en vez de una puntiaguda, y un brazo más largo que el otro.
A partir de aquí todos los estudiantes practicarían la técnica varias veces antes de irse, cosa en la cual, obligadamente, Tenzen debió participar, puliendo casi del todo la técnica y demostrando sus dotes como prodigio en una de las artes ninja. Más adelante y en solitario, el joven seguiría entrenando para mejorar sus capacidades con dicha técnica, pero la clase había terminado y era hora de descansar ante la pérdida de chakra.
La frialdad en el rostro de Tenzen era tal que casi nadie en el aula lo miraba fijamente, por miedo o simplemente por causarle indiferencia lo que aquella forma de ser podía generar en un individuo, pero el hecho es que ciertamente a casi nadie le importaba, aunque él seguía siendo así. Sus rasgadas pupilas se fijaban directamente en el pizarrón, y las mismas se movían a tal velocidad que se notaba que el joven prodigio estudiaba lo que en aquel trozo de madera pintarrajeada era realmente importante. Los minutos fueron pasando y el salón se veía bastante silencioso, Tenzen jugaba con sus dedos, practicando los sellos de la técnica que estaba estudiando, el “Henge no Jutsu”, la técnica de transformación.
Poco a poco y al llegar un límite de tiempo, cada estudiante comenzó a pasar al frente y poner en práctica lo aprendido con solo teoría, cada joven tenía tres intentos para hacer lo mejor posible y la mayoría falló en los dos primeros. Finalmente llegó el turno de Tenzen, quien pasó al frente con un rostro ahora mal humorado, no le gustaba enseñar lo que aprendía a sus compañeros, pues ellos podrían utilizar sus debilidades en su contra en un futuro, pero ya daba igual, era una técnica tonta que debía aprender.
Su primer intento de realizar la técnica fue fallido, los sellos los hizo perfectamente, pero la liberación y el moldear del chakra fue un acto bastante penoso, por lo cual y sin dudas, su cuerpo se transformó en una cosa monstruosa, a la cual nadie desearía haber visto en su vida, por lo cual deshizo la técnica. Su segundo intento sería ya más correcto, aunque imperfecciones pues la técnica no estaba aún pulida, a esto nadie había llegado en el aula, al menos no en el segundo intento, pues todos llegaron a dicha instancia en el tercer intento. Tenzen logró ejecutar unos buenos sellos y moldear su chakra lo mejor posible, convirtiéndose en el Chunnin que les enseñaba la técnica o jutsu, aunque con una nariz regordeta en vez de una puntiaguda, y un brazo más largo que el otro.
A partir de aquí todos los estudiantes practicarían la técnica varias veces antes de irse, cosa en la cual, obligadamente, Tenzen debió participar, puliendo casi del todo la técnica y demostrando sus dotes como prodigio en una de las artes ninja. Más adelante y en solitario, el joven seguiría entrenando para mejorar sus capacidades con dicha técnica, pero la clase había terminado y era hora de descansar ante la pérdida de chakra.
Tenzen Shirogane- Gennin
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Fecha de inscripción : 15/01/2011
Edad : 30
Re: Aprendiendo Técnicas
Una semana después...
El patio de entrenamiento se encontraba repleto de estudiantes de la academia y un par de Chunnin que los asistían. Tras el estudio teórico de la ejecución de la famosa técnica de reemplazo, los estudiantes debían poner en práctica lo aprendido y hacer el estudio práctico, el cual era bastante más riguroso. Hasta el momento nadie había logrado realizar correctamente la técnica, los profesores lanzaban rocas contra los estudiantes y estos recibían fuertes golpes sobre sus cuerpos al no poder ejecutar la técnica a tiempo. No obstante, uno había ido mejorando progresivamente en su entrenamiento, Tenzen Shirogane, quien no podía concentrarse en todo al mismo tiempo y ese era su mayor problema.
Tras varios intentos fallidos por otros alumnos, más los ya habidos, uno de los profesores se dignó a mostrar por segunda vez como era que la técnica debía ser ejecutada correctamente, parándose cerca de Tenzen, quien lo miró fijamente para entender el “truco” de la técnica. Al recibir el impacto de la roca, el Chunnin que ejecutó la técnica de reemplazo se vio tapado por el humo de la técnica, y más tarde, cuando este se disipó, los jóvenes estudiantes lograron ver a un tronco con una muesca, producto del impacto de la roca sobre su amplitud. Tenzen logró captar que justo segundos antes de que la roca diera contra su cuerpo, el Chunnin ejecutó la técnica, moldeando el chakra y concentrando su vista o mente en el objeto con el cual deseaba cambiarse. Ese era el truco, aparentemente.
Seguido a esto, dos intentos más fallidos por Tenzen se llevaron a cabo, pero a la hora del tercero, todo sería diferente. El adolorido joven, debido al poco ortodoxo sistema de entrenamiento que los Chunnin implementaron, se paró frente a uno de los profesores e hizo una señal para que le lanzara la roca. Cuando la roca fue lanzada y se acercó hacia la posición en la que el peliblanco se encontraba, este ejecutó unos sellos y observó un montón de troncos que se encontraban a varios metros de donde estaba, moldeando su chakra de forma correcta y poniendo su mente en blanco, para ver aquel objeto con el cual deseaba cambiar posición. Fue entonces cuando todos giraron la vista y observaron como la nube de polvo se elevó, la cual, al disiparse, mostró que ocultaba a un tronco con una muesca, de la misma forma en la que la técnica del Chunnin había finalizado. La técnica había sido aprendida finalmente, tras una decena de intentos fallidos y un cuerpo adolorido, a base de golpes y falta de chakra.
El patio de entrenamiento se encontraba repleto de estudiantes de la academia y un par de Chunnin que los asistían. Tras el estudio teórico de la ejecución de la famosa técnica de reemplazo, los estudiantes debían poner en práctica lo aprendido y hacer el estudio práctico, el cual era bastante más riguroso. Hasta el momento nadie había logrado realizar correctamente la técnica, los profesores lanzaban rocas contra los estudiantes y estos recibían fuertes golpes sobre sus cuerpos al no poder ejecutar la técnica a tiempo. No obstante, uno había ido mejorando progresivamente en su entrenamiento, Tenzen Shirogane, quien no podía concentrarse en todo al mismo tiempo y ese era su mayor problema.
Tras varios intentos fallidos por otros alumnos, más los ya habidos, uno de los profesores se dignó a mostrar por segunda vez como era que la técnica debía ser ejecutada correctamente, parándose cerca de Tenzen, quien lo miró fijamente para entender el “truco” de la técnica. Al recibir el impacto de la roca, el Chunnin que ejecutó la técnica de reemplazo se vio tapado por el humo de la técnica, y más tarde, cuando este se disipó, los jóvenes estudiantes lograron ver a un tronco con una muesca, producto del impacto de la roca sobre su amplitud. Tenzen logró captar que justo segundos antes de que la roca diera contra su cuerpo, el Chunnin ejecutó la técnica, moldeando el chakra y concentrando su vista o mente en el objeto con el cual deseaba cambiarse. Ese era el truco, aparentemente.
Seguido a esto, dos intentos más fallidos por Tenzen se llevaron a cabo, pero a la hora del tercero, todo sería diferente. El adolorido joven, debido al poco ortodoxo sistema de entrenamiento que los Chunnin implementaron, se paró frente a uno de los profesores e hizo una señal para que le lanzara la roca. Cuando la roca fue lanzada y se acercó hacia la posición en la que el peliblanco se encontraba, este ejecutó unos sellos y observó un montón de troncos que se encontraban a varios metros de donde estaba, moldeando su chakra de forma correcta y poniendo su mente en blanco, para ver aquel objeto con el cual deseaba cambiar posición. Fue entonces cuando todos giraron la vista y observaron como la nube de polvo se elevó, la cual, al disiparse, mostró que ocultaba a un tronco con una muesca, de la misma forma en la que la técnica del Chunnin había finalizado. La técnica había sido aprendida finalmente, tras una decena de intentos fallidos y un cuerpo adolorido, a base de golpes y falta de chakra.
Tenzen Shirogane- Gennin
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Fecha de inscripción : 15/01/2011
Edad : 30
Re: Aprendiendo Técnicas
Tres días más tarde...
Peliblanco y de piel oscura, Tenzen Shirogane, un estudiante prodigio en el ámbito de las artes ninja. Este se encontraba en un aula, solo, sentado sobre un pupitre y observando el pizarrón. Este trozo de madera poseía lo necesario para aprender a ejecutar la técnica de clonación, un genjutsu básico que todo estudiante debe conocer, pero Tenzen, extrañamente, no lograba comprenderlo. Últimamente su cabeza se encontraba más enfrascada en otras cosas que no tenían nada que ver con el entrenamiento ninja, como su resentimiento para con el universo, o simplemente, sus tantas locuras, pero ese no era el caso, Tenzen anhelaba aprender a ejecutar la técnica.
Luego de haber estado ya varias horas observando el pizarrón y a tan solo minutos de que comenzara la clase, Tenzen, con los sellos ya bien aprendidos y un moldeo de chakra a “procesar”, se dispuso a levantarse y en el medio del salón de clases, comenzar a practicar. Fueron varios los intentos erróneos, en los que los clones no aparecían, salían deformados o incluso él salía volando por una que otra explosión mínima de chakra que generaba al hacer un uso incompetente del moldeo adecuado del mismo, no obstante, luego de un rato, comenzó a agarrarle la mano a la técnica, creando clones con ciertas imperfecciones, pero muy parecidos a él.
Pronto las clases comenzaron y el joven Tenzen ya sabía la técnica que tanto le costaba ejecutar, a pesar de su simpleza. Los días pasaban y él se demostraba a sí mismo que cuando quería lograr algo, podía hacerlo, y esto no era nada complicado cuando dejaba de lado su rencor y se concentraba en lo que estaba haciendo. Al terminar la clase, Tenzen salió del salón con una casi imperceptible sonrisa marcada en su rostro, algo raro, pero apreciable después de todo.
Peliblanco y de piel oscura, Tenzen Shirogane, un estudiante prodigio en el ámbito de las artes ninja. Este se encontraba en un aula, solo, sentado sobre un pupitre y observando el pizarrón. Este trozo de madera poseía lo necesario para aprender a ejecutar la técnica de clonación, un genjutsu básico que todo estudiante debe conocer, pero Tenzen, extrañamente, no lograba comprenderlo. Últimamente su cabeza se encontraba más enfrascada en otras cosas que no tenían nada que ver con el entrenamiento ninja, como su resentimiento para con el universo, o simplemente, sus tantas locuras, pero ese no era el caso, Tenzen anhelaba aprender a ejecutar la técnica.
Luego de haber estado ya varias horas observando el pizarrón y a tan solo minutos de que comenzara la clase, Tenzen, con los sellos ya bien aprendidos y un moldeo de chakra a “procesar”, se dispuso a levantarse y en el medio del salón de clases, comenzar a practicar. Fueron varios los intentos erróneos, en los que los clones no aparecían, salían deformados o incluso él salía volando por una que otra explosión mínima de chakra que generaba al hacer un uso incompetente del moldeo adecuado del mismo, no obstante, luego de un rato, comenzó a agarrarle la mano a la técnica, creando clones con ciertas imperfecciones, pero muy parecidos a él.
Pronto las clases comenzaron y el joven Tenzen ya sabía la técnica que tanto le costaba ejecutar, a pesar de su simpleza. Los días pasaban y él se demostraba a sí mismo que cuando quería lograr algo, podía hacerlo, y esto no era nada complicado cuando dejaba de lado su rencor y se concentraba en lo que estaba haciendo. Al terminar la clase, Tenzen salió del salón con una casi imperceptible sonrisa marcada en su rostro, algo raro, pero apreciable después de todo.
Tenzen Shirogane- Gennin
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Edad : 30
Re: Aprendiendo Técnicas
Al día siguiente, tras levantarse de mal humor, el joven peliblanco fue caminando hacia la academia ninja, intentado recordar cuál era la mejor forma para desarrollar la técnica de escape de cuerdas, pues entre sus locuras nocturnas, había olvidado cómo hacerlo. Con sus manos atadas fuertemente, el joven emitía chakra y buscaba aflojarlas, pero nada daba resultado, había olvidado los sellos, la forma de liberar chakra y demás. No obstante, continuó entrenando, esquivando a los aldeanos sin siquiera mirarlos cuando estos se cruzaban en su camino.
Faltaba un kilómetro para que llegase a la academia y los recuerdos, poco a poco, comenzaron a llegar a la mente del joven, hasta que cuando lo hicieron, debió ordenarlos para que fuese coherente la realización de la técnica, que por cierto, aún no había logrado hacer, ni siquiera en la academia. Minuto a minuto, las cosas fueron surgiendo, primero los sellos y luego el modo de liberación de chakra, el cual tenía que salir como si fueran pulsos o unas débiles ondas, que fuesen delicadamente, aflojando los nudos.
El pronunciar de la técnica al llegar a las puertas de la academia pronto se escuchó, y los nudos de las cuerdas que bien aferradas sostenían las muñecas del peliblanco, se aflojaron. Una técnica más aprendida, solo debía ser practicada, para aumentar su velocidad de acción y efectividad. Su mal humor se esfumó, el continuar obteniendo logros era algo bastante bueno para su duro carácter.
Faltaba un kilómetro para que llegase a la academia y los recuerdos, poco a poco, comenzaron a llegar a la mente del joven, hasta que cuando lo hicieron, debió ordenarlos para que fuese coherente la realización de la técnica, que por cierto, aún no había logrado hacer, ni siquiera en la academia. Minuto a minuto, las cosas fueron surgiendo, primero los sellos y luego el modo de liberación de chakra, el cual tenía que salir como si fueran pulsos o unas débiles ondas, que fuesen delicadamente, aflojando los nudos.
El pronunciar de la técnica al llegar a las puertas de la academia pronto se escuchó, y los nudos de las cuerdas que bien aferradas sostenían las muñecas del peliblanco, se aflojaron. Una técnica más aprendida, solo debía ser practicada, para aumentar su velocidad de acción y efectividad. Su mal humor se esfumó, el continuar obteniendo logros era algo bastante bueno para su duro carácter.
Tenzen Shirogane- Gennin
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