Abismo de Konoha [ Entrada Nº 1 ]

Hacía mucho no visitaba Konoha, la última vez que podía recordar sus praderas y cadenas montañosas era en los exámenes chunnin y eso, ya había sido hacía unos cuantos años ya. Dio un par de vueltas, un par de dangos comprados en las tiendas del centro y comenzó a caminar hasta llegar a las montañas que desde el inicio observó con tanta fascinación. Dio un paseo avanzando de risco en risco hasta llegar al acantilado, que daba por terminado cada centímetro rocoso del lugar. La briza arriba era mas fuerte y podía sentir como ésta misma revolvía y desordenaba con fuerza sus cabellos.

A lo lejos pudo observar una silueta que permanecía en el final, inmóvil, avanzó hasta quedar tan sólo un par de pasos detrás de él.

¿Acostumbras a hablar solo? - suspira viendo el paisaje que lograba divisarse en ese lugar. - Tanto tiempo sin verte ~

Sonrió con levedad al escuchar sus palabras y notar que le había reconocido, no creía que fuese tan rápido... o quizás no cambio casi nada en todo lo que había pasado de tiempo, después de todo sólo eran un par de años, ¿No?

Dio unos cuantos pasos más para así llegar al costado de éste, sus manos se mantenían a ambos lados y se movian ligeramente a su caminar; su cabello grisáceo aún danzaba con la ayuda de la fría briza que recorría y casi calaba sus huesos. Lo escuchó y se mantuvo cálida, sin quitar la expresión sonriente de su rostro.

-Gracias, Destiny. - se limitó a decir mientras volvía a observar el paisaje cautivador, en un par de segundos volvió su vista al pelirrojo. - ¿Qué ha sido de tu vida por aquí? No esperaba que llegando a Konoha tan rápido me encontraría con algún viejo conocido. - suspiró y metió una mano a su bolso, sacándo un par de dangos y ofreciéndole uno mientras el primero lo recargaba levemente en sus labios, antes de darle la primera mordida. - ¿Quieres?

Una vez que el contrario aceptó, acercó su boca a la primera bolita de dangos y le dio el primer bocado mientras escuchaba la respuesta del pelirrojo. Al parecer no era la única que había experimentado pesares luego de aquellos exámenes, tal vez esa era la repercusión de las buenas noticias, terminar y hacerlas acompañadas de una mala.

-Hahaha, sí, lo recuerdo... - río un poco para luego ver el ofrecimiento, se hincó y recogió sus piernas sentándose al lado izquierdo de él, observando el vacío.- y bueno, luego de pasar no tenía nada más que hacer aquí ¿no crees? cada uno regresa con su equipo a sus respectivas aldeas, tal y como debía ser. - tomó el el par de dangos que quedaban y de un mordisco comió los restantes, lanzando el palillo hacia el abismo.

Y no esperen que yo me lance a abrazar a ninguno de los dos...

Di un par de pasos lentos mientras les escuchaba conversar hasta llegar a ellos a apenas un par de pasos de distancia entre cada uno. Una imagen repentina del exámen chunnin invadió mi cabeza de forma fugaz, recordando a cada uno de ellos en esos momentos y como logré observar como lograron superar cada etapa, verlos ahora era igual, pero sin duda, con madurez sobre los mismos, aunque el tiempo que había pasado tampoco era tan extenso, era suficiente para cambiar alguna que otra cosa en cada uno.

Los escuché y no pude evitar dar una leve carcajada.

Wow~ ¿Que acaso se han puesto de acuerdo para halagarme? gracias, chicos - continué con una sonrisa permanente en el rostro, más no exagerada, sólo cálida y amena y difícilmente podía borrarla.

Casi no había recordado lo grato que era compartir con ámbos a diferencia de los otros gennin que entonces cursaban el examen, incluso, los de mi mismo equipo; ciertamente me alegraba ese nuevo encuentro. Avancé un paso más, sólo para incorporarme así mejor al grupo, el viento junto con las densas nubes disminuyeron, sin embargo, debido a la altura era imposible que desaparecieran por completo, sólo un pequeño rayo de luz se dejaba caer sobre el abismo.

Nada en especial, sólo obligaciones, misiones y demás asuntos de vaga importancia. - concluí mientras volvía a recoger mi cabello que se escapaba con el viento y guardaba algunos mechones rebeldes detrás de mi oreja, para luego dirigirme al pelinegro otra vez.

¿Y qué hay de tí, Saitou?

Lo bueno era saber que no sólo mi vida había sido monótona sino que la de ellos igual, ser jounnin no pasaba más expectativas que sólo cumplir con trabajos de mayor relevancia o dificultades, era lo mismo que antes, sólo que con más exigencia y cantidad. Sonreí ante las palabras de Saito, cambiando de forma ligera mi mirada hacia el paisaje bajo el abismo.

Maravilloso e inesperado. - finalicé para luego notar la explosión que a los tres terminó por tomarnos por sorpresa. No recordaba bien el lugar, pero se lograba identificar claramente que aquello había surgido desde la mansión del hokage y pude corroborarlo una vez que la mirada de Destiny daba la respuesta, al igual que sus palabras. Destiny con rapidez actuó dirigiendose al lugar, de la misma forma lo hizo Saitou.

(Yo... no debería preocuparme de lo que ocurra en otros lugares, ¿no es así...?)

Sin embargo, si me preocupaba o quizás me causaba más que nada curiosidad, o tal vez era por el hecho que uno de mis amigos estaba directamente involucrado en ello. De la misma forma salté y me incorporé camino a Konoha.