✧ Habitación de Haruko ✧

Cama, lámparas, ventana y luz de la luna, ¿Se necesita algo más?

Luego de recorrer la guarida por varios minutos logré encontrar el sector de habitaciones. Supuse que las demás se encontrarían también ahí, habían muchísimos cuartos y todos estaban separados por una distancia enorme, tal vez sería prudente un espacio personal exagerado para cada miembro, también me sorprendía las dimensiones que esa guarida tenía, parecía ser infinita. ¿Habría más miembros además de los que conocía...? Lo ignoraba por completo, y también pensé que si el caso fuese positivo, Striker ya los habría presentado... ¿No es así?

Finalmente llegué a lo que sería mi habitación… mejor dicho, simplemente encontré un cuarto vacío y entré, dejé mi bolso sobre la cama para luego caminar aleatoriamente por el lugar, sacudí mi ropa y pude notar pequeños salpiques de sangre que seguramente eran de Striker cuando rompió los hilos de las marionetas. Caminé hacia la cama y me senté, para luego recostarme con cuidado sobre el colchón, dando un leve suspiro de cansancio. ¿Cuánto tuve que recorrer para llegar ahí? A penas y lo recordaba, desde el encuentro habían pasado días y a penas descansaba para beber algo o descansar. Levanté mi mirada y, por una pequeña ventana que se encontraba en la parte superior del sitio, pude observar el reflejo de la luna, el cual hacía brillar los últimos pedazos de cristal que se encontraban sobre mi rostro, brazos y piernas.

Qué buena ocultando mi posición… terminé dejando un camino de cristales hasta acá…

Pensé y dejé mi cabeza en un cojín de la cama, cerrando los ojos de a poco. Terminé por quedarme dormida sin siquiera haberme preocupado de buscar lo que sería mi nueva túnica.

La mujer de dorados cabellos despertó, casi como si aquel sonido que invadió su mente le hubiera hecho perder el sueño de golpe. Se levantó al instante, dudando, y manteniendo las palabras en su mente, dejandola meditabunda y taciturna unos cuantos minutos sentada en la cama. ¿Qué hacer? Sugirieron sus pensamientos unas cuantas respuestas, pero su cuerpo y alma le daba otras razones. Se levantó con cuidado y avanzó hacia afuera, queriendo buscar respuestas de tal cambio radical.